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Ironías de la vida

Actualizado: 9 feb 2019



Los que me conocen saben que rara vez como frutas y verduras, las como sólo licuadas, en sopas o jugos. He intentado comerlas pero por algún motivo no me gusta la sensación del “crunch” al morderlas. Algunas personas decían que era por engreimiento, luego aprendí que era un tema sensorial; hay personas que son más o menos sensibles que otras y eso hace que no acepten ciertos tipos de texturas, sonidos, movimientos, olores, entre otras cosas, pero profundizaré este tema en otro post. Otras personas me decían: Imagínate que por un tema de salud no puedes comer carnes, ¿qué comerías? Y yo siempre respondía: ¿Cómo no vas a poder comer carnes? Dentro de mi ignorancia no sabía, ni me imaginaba, que habían personas con UCD (desórdenes del Ciclo de la Urea) que no pueden comer carne animal porque deben de llevar una dieta baja en proteínas.


Mi hija es una de estas personas. Ella tiene OTC (deficiencia de Ornitina Transcarbamilasa), un tipo de desorden del Ciclo de la Urea. Cami tiene que llevar una dieta baja en proteínas, no más de 9 gramos al día, por lo cual no debe comer carnes ni derivados (lácteos, huevos, queso), granos, semillas, entre otras cosas. Su alimentación es a base de frutas, verduras, tubérculos, arroz y fideos bajos en proteínas; una dieta totalmente distinta a la mía. Cuando empezamos a cocinar la nueva dieta de Cami fue todo un reto, especialmente para mí, ¿cómo cocinar algo que no vas a probar?, ¿qué recetas le gustarán? y sobre todo ¿cómo conseguir el balance entre los alimentos para llegar a los 9 gramos de proteínas diarias?

Primero, me familiaricé con los gramos de proteína de las cosas que podía comer, la nutricionista nos dio una lista inicial, la cual complementé con más cosas y la puse en la refrigeradora de mi casa. Google como siempre era nuestro mejor amigo. También encontré una aplicación en la que pones lo que lleva la receta y te calcula las calorías y los gramos de proteína. Poco a poco, calcular proteínas se volvió parte de nuestra rutina y ahora es más fácil.


Siempre hay un experto en nuestro grupo de amigos y familiares, pues guíate de él/ella. En mi caso tengo una amiga que no es vegana ni vegetariana, pero le encanta cocinar con vegetales, es súper estricta con el tema de la alimentación. Todos los sábados cocina el menú para toda la semana y lo refrigera, hace 5 entradas y 5 platos de fondo. Un día le dije que si podía ir a su casa a conversar, era sábado y obviamente me dijo que tenía que cocinar, justamente eso era lo que quería - conversar mientras ella cocinaba. Ese día aprendí a hacer Pisto Manchego, a ponerle paprika a la salsa de tomates, a sumergir las berenjenas en agua con limón para quitarle el amargor y un par de truquitos de la comida española.


Porque a veces soy “mamá by the book”, también compré un par de libros de cocina:

  • The healthy baby meal planner de Annabel Karmel, este best seller para mí es fundamental si tienes hijos pequeños, te explica las propiedades de diferentes vitaminas y minerales, y tiene menús semanales según la edad de los niños desde los 6 meses hasta los 2 años. Si estás por empezar la alimentación complementaria te recomiendo Top 100 Baby Purees, también de Annabel Karmel.

  • Maria’s Low Protein Cook Book, a este libro sólo le doy 3 estrellas, me gusta que dice cuántos gramos de proteína tiene cada receta, sin embargo, las recetas son bien básicas.

  • ¡Bravazo! de Gaston Acurio, este libro no necesita presentación, es un libro obligado para cualquier persona que busca regresar a lo básico de la cocina casera peruana. Lo que me encanta del libro es que tiene variantes vegetarianas para la mayoría de nuestras recetas favoritas: chaufa vegetariano, ají de coliflor, seco de vegetales, entre otros.



¿Qué pasa el día en que Cami no quiere comer? Si no tuviera OTC, yo soy de la filosofía “déjala que comerá cuando tenga hambre” (mi esposo es otra historia) pero como tiene OTC no podemos dejarla pues tenemos que llegar al objetivo diario de proteínas, en esos días recurrimos a cosas que no debería comer: 1 onza de leche de vaca que tiene 1 gramo de proteína, ½ taza de helado regular que son 2.3 gramos, 1 cucharada de mantequilla de maní que es 1 gramo.


¿Por qué es importante el balance de las proteínas que consumimos?


Todas las personas necesitan proteínas, estas son un componente fundamental para el funcionamiento del cuerpo. Por medio del Ciclo de la Urea, las proteínas que nuestro cuerpo consume son divididas en aminoácidos; estos ayudan al desarrollo muscular, al crecimiento y a mantenernos saludables. Las proteínas que nuestro cuerpo no necesita tienen nitrógeno, el cual se convierte en amoníaco; el amoníaco es removido de la sangre y se convierte en urea, la cual es expulsada de nuestro cuerpo por medio de nuestra orina. Cuando las personas con UCD consumen muchas proteínas su cuerpo no elimina el amoníaco que genera y eso puede causar problemas en el sistema nervioso y cerebro; pero si no consumes suficiente proteína, el cuerpo obtiene los aminoácidos esenciales de los músculos en un proceso llamado catabolismo, elevando los niveles de amoníaco aún más*.


La organización mundial de la salud (OMS) recomienda un consumo diario de 0.8 gramos de proteína por cada kilo de peso para una persona adulta y sana, el balance entre el origen de la proteína –vegetal o animal- también es importante. La calidad de una proteína depende de su contenido de aminoácidos esenciales, nuestro cuerpo no es capaz de producirlos por lo que es indispensable consumirlos a través de la dieta. Esta calidad está medida por un índice llamado valor biológico. La proteína de origen animal tiene un valor biológico alto, por lo que se consideran más completas que las de origen vegetal, que tienen un menor valor biológico. Para lograr que una proteína vegetal sea completa estas se deben mezclar entre sí, por ejemplo: cereales (pasta, quinua, arroz, pan) con frutos secos (nueces, almendras, paltas) o con legumbres (lentejas, frejoles, garbanzos).


En el caso de los niños, la OMS recomienda 2.2 gramos de proteína por cada kilo de peso los primeros 6 meses de vida, esta cifra es fácilmente alcanzada con leche materna o fórmula. A medida que el niño crece la cantidad por kilo baja, un niño entre 1-3 años necesita 1 gramo de proteína por kilo de peso.


La mayoría de alimentos tienen proteínas, la clave no está en la cantidad si no en la calidad (valor biológico) y en las mezclas si es que optas por no consumir proteínas de origen animal. También debes de cuidar de no excederte de proteínas de origen animal por las grasas saturada, el colesterol y el sodio; otra vez en el balance está la clave (aquí tengo que admitir que por lo menos para mí es más fácil escribirlo que hacerlo).


Debo aclarar que Cami, además de consumir 9 gramos de proteína diarios, consume una fórmula especial que tiene los aminoácidos esenciales que su cuerpo necesita. Si bien su dieta es muy parecida a la de los veganos, está bien balanceada y es monitoreada cada 6 meses con una nutricionista. Aunque existen distintas posturas frente al veganismo y vegetarianismo, es muy importante que si optas por estas opciones trabajes con una nutricionista para lograr que tu cuerpo reciba los aminoácidos esenciales que necesitas. Sea cual sea nuestra elección a la hora de comer, tenemos que tener en cuenta el balance nutricional sobre todo en las dietas de los niños que están en pleno desarrollo.


* https://www.ucdincommon.com/what-is-a-urea-cycle-disorder#


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